Comentario
El modelo escita del norte del mar Negro, con una gran población agrícola, producía un importante excedente en trigo que, según Chelov, se destinaba al intercambio con la ciudad griega de Olbia; en sentido contrario, el asentamiento de Elizavétosvskaïa con su abundancia de ánforas griegas es indicativo de los fuertes contactos que existieron entre los dos mundos; sin embargo, salvo estos puntos de distribución de productos importados, la gran mayoría de los objetos de valor circuló hacia las tumbas de piedra con túmulo o kurganes de los escitas reales. La tradición se documenta ya desde los siglos VIII-VII a.C. como lo muestra el gran kurgán de Arjan, con 110 metros de diámetro y con habitaciones que rodeaban la tumba central, en la que se encontraron individuos de diferente sexo. En el conjunto habían sido enterrados en las habitaciones laterales hasta 15 individuos de edad y 160 caballos, además de documentarse los restos de un gran banquete. Aunque para algunos investigadores no cabe definirlo como propio de la cultura escita, es bien cierto que en él ya se documentan objetos que lo vinculan a ella, como una placa de bronce decorada con el típico estilo animalístico de esta cultura.
A partir de los siglos V-IV a.C., la tendencia al enriquecimiento se hace evidente en los grandes kurganes, como el de Tchertomlyk, caracterizado por la riqueza de su ajuar, donde se documenta el conocido vaso de plata, con grabados de escitas domesticando caballos, además de animales, hojas de acanto y figuras de mujer de factura griega, y las características panoplias defensivas. A partir del siglo IV a.C. se observa un cierto empobrecimiento de las tumbas secundarias, donde llegan a desaparecer las armas, aun cuando sabemos por las fuentes que no disminuyó la importancia social del factor militar. El kurgán de Gaïmanova Moquila en Ucrania permite reconstruir el modelo característico de la ordenación espacial de un grupo de escitas: el gran túmulo, de 8 metros de altura y 70 de diámetro, se disponía entre varias decenas de túmulos más pequeños; aunque parte de la estructura había sido expoliada, en la fosa de acceso se encontraron dos caballos enjaezados con adornos de oro y plata. En una de las cámaras laterales había cuatro individuos, dos masculinos y dos femeninos, y dos carros de madera de cuatro ruedas.
En general, se advierten varios niveles de riqueza en los ajuares: el primero lo constituye la simple tumba de fosa con el individuo inhumado; otro nivel lo conforman los enterramientos de caballeros, como el que se ha mencionado de Gaïmanova Moguila, en los que suelen documentarse por individuo masculino una espada, hasta dos lanzas y el clásico arco y flechas con su carcaj, se trata de túmulos de tipo medio o cámaras adjuntas a los grandes kurgartes; por último, destacan las grandes tumbas reales.